Carbón, la energía que está lejos de desaparecer del planeta
Asia, con sus gigantes China e India a la cabeza, se mantiene por segundo año consecutivo como el mayor consumidor mundial de carbón debido a la creciente demanda de electricidad y la débil producción hidroeléctrica.
Así lo revela el informe “Carbón 2023, análisis y
previsión hasta 2026” de la Agencia Internacional de Energía (AIE) donde
destaca que la demanda mundial de este combustible fósil cerrará año con una
cifra récord más de 8.500 millones de toneladas, lo que implica un incremento
del 1,4% y que el desplazamiento tanto de la producción como el consumo hacia
“Asia se está acelerando”, al punto que China, India y el sudeste asiático
concentran las tres cuartas partes del consumo mundial cuando en 1990 era de
sólo una cuarta parte.
Utilizado tanto en los sectores energéticos como no
energéticos, en China el aumento fue de 220 millones de toneladas (un 4,9%)
respecto al año pasado, y en India, 98 millones (8%). También se quemaron 23
millones de toneladas más en Indonesia, lo que representó un alza del 11%,
especialmente por las fundiciones de níquel. Situación similar se registró en
Vietnam y Filipinas.
De tal modo, se espera que el consumo en el Sudeste
Asiático supere este año por primera vez el de los Estados Unidos y el de la
Unión Europea, convirtiéndose así en la única región del mundo preparado para
crecer en el uso de este combustible.
Para China y la India, la producción nacional de
carbón ha sido durante mucho tiempo la piedra angular de la política de
seguridad energética. En los últimos años, ambos países han luchado por
mantener las luces encendidas durante períodos de alta demanda de electricidad,
incluso antes de la crisis por la escasez del mineral y sus altos precios.
De esta forma, los tres mayores productores han
registrado máximos. En China, la producción tanto en Shanxi como en Mongolia
Interior superó los 1.000 millones de toneladas en los últimos años. También se
prevé que India cruce este umbral el en 2024. Y,en Indonesia, que ha aumentado
significativamente la producción de carbón en los últimos años en medio de
elevados precios internacionales y una creciente demanda regional, se espera
que alcance 700 Mt en 2023 por primera vez.
Co no se ve, el dominio chinoen los mercados del
carbón es más fuerte que el de cualquier otro país para cualquier otro
combustible. También consume más de la mitad de este combustible en el mundo,
produce la mitad, y es el mayor importador, representando cerca de un tercio del
comercio mundial del mismo.
El informe advierte de que el aumento global de la
demanda de carbón este año muestra una “marcada diferencia por regiones”,
puesto que su consumo va camino de caer bruscamente en la mayoría de las
economías avanzadas, con bajonazos récord en la Unión Europea y Estados Unidos,
de alrededor del 20%. Y, según la Agencia, en este último se dio el mayor
retroceso del mercado.
Baste citar que el uso del carbón en Europa la caída
fue de 107 millones de toneladas menos (-23%), y en Estados Unidos, de 95
millones de toneladas (-21%).
El cierre de las centrales de carbón y el menor peso
de la industria favorecieron esa tendencia en ambos lugares.
En Alemania, por ejemplo, la mayoría de las
centrales deberían cerrar durante los tres próximos años y ser sustituidas por
plantas eólicas o solares, mientras que Francia quiere cerrar su última central
eléctrica alimentada con carbón "en 2027".
La AIE reconoce la dificultad de hacer previsiones
certeras sobre Rusia, cuarto consumidor mundial de carbón, debido a la guerra
de Ucrania.
Proyectan los expertos que en esas y las demás
economías avanzadas, la expansión de las energías renovables en medio de un débil
crecimiento de la demanda de electricidad seguirá impulsando la disminución estructural
del consumo de carbón
“A pesar de la moderada generación de electricidad
hidroeléctrica y nuclear en algunos países europeos, una economía débil y un
invierno templado en Europa limitaron el impacto de los aumentos de los precios
del gas natural, lo que alentó a algunos a cambiar al carbon”, sostiene la
Agencia, al tiempo que vaticina que la tendencia a la baja en el consume del
combustible fósil se acentuará, marcando records anuales, en la Unión Europea y
Estados Unidos, mientras que en otras economías avanzadas como Corea, Japón,
Canadá y Australia, el declive será más lento.
Vale recorder que en 2000, la situación era
inversa: las economías avanzadas
concentraron casi la mitad del consumo mundial de carbón (48%), mientras que
China y la India juntas representaron el 35%.
Si bien se admite que la combustión de carbón, tanto
para producir energía como para hacer funcionar la industria, es responsable de
buena parte de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) y que la recién
clausurada COP 28, tras intensas presiones, los participantes se comprometieron
a un abandono progresivo de las energías fósiles, el informe de la AIE muestra
que la velocidad para dicha transición será muy dispar por regiones.
Así pronostica que el consumo de carbón de China
comenzará a bajar el año entrante y se estabilizará hasta 2026, con una
producción hidroeléctrica que se recuperará, mientras que la generación de
electricidad a partir de energía solar fotovoltaica y eólica aumentará
significativamente. Sin embargo, enfatiza que el ritmo de crecimiento económico
de ese gigante asiático y su uso del combustible fósil en los próximos años
está sujeto a incertidumbre.
La economía del país está experimentando importantes
cambios estructurales a medida que llega al final del crecimiento impulsado por
la infraestructura y con uso intensivo de energía, pero la velocidad a la que
cambie de marcha y continúe expandiendo la capacidad de energía limpia tendrá
una influencia significativa en las perspectivas para el carbón. La
disponibilidad de energía hidroeléctrica es una variable clave en el corto
plazo, ya que el carbón se utiliza como sustituto cuando la energía
hidroeléctrica tiene un bajo rendimiento en China.
Se espera que India, Indonesia y otras economías
emergentes y en desarrollo dependan del carbón para impulsar un fuerte
crecimiento económico, a pesar de los compromisos de acelerar el despliegue de
energías renovables y otras tecnologías de bajas emisiones.
En contrario, el informe de los expertos manifiesta
que “debido a su diferente contexto económico y energético, no vemos un riesgo
importante de que el uso del carbón vuelva a aumentar entre las economías
avanzadas. En estas economías se cierran periódicamente centrales eléctricas de
carbón y se prevé que el consumo de carbón industrial disminuya debido a la
débil producción industrial, la mejora de la eficiencia y el mayor cambio a
otros combustibles”.
En este contexto general pronostica que la demanda
mundial de carbón caiga en 2024 y se estabilice hasta 2026, incluso en ausencia
de gobiernos que anuncien e implementen políticas climáticas y de energía
limpia más sólidas.
Especìficamente proyecta que para esa fecha la Unión
Europea y Estados Unidos representen cada uno alrededor del 3% del consumo
mundial de carbón, pese a que la producción de lignito en Europa sigue siendo
significativa, al igual que la de hulla en Polonia.
"Hemos visto caídas en la demanda mundial de
carbón algunas veces, pero fueron breves y causadas por eventos extraordinarios
como el colapso de la Unión Soviética o la crisis del Covid-19. Esta vez parece
diferente, ya que el declive es más estructural, impulsado por la formidable y
sostenida expansión de las tecnologías de energía limpia", dijo Keisuke
Sadamori, director de Seguridad y Mercados Energéticos de la AIE.
Así, la Agencia ubica que el consumo de carbón, en
tras años, sea un 2,3% menor, incluso en ausencia de políticas climáticas y de
energía limpia más sólidas. Sin embargo, enfatiza: “China tendrá la última palabra”.
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